Una Experiencia Religrossa

Soñé que trabajaba en una oficina. El techo era altísimo. El piso era de madera. Y había escritorios esparcidos por el lugar. uno de mis compañeros de trabajo era Peter Griffin (de "Family Guy" ("Padre de Familia")). Y mi jefe era Bailey (de "Party of Five"). Recuerdo una discución donde Peter le ponía los puntos en claro a Bailey.

Pero pasemos a lo mas extraño:

En un momento, entraba al ascensor y descendía hasta el sótano. Adentro del sótano vivían un padre con sus dos hijos: uno de 2 años y el otro de 4. El sótano era grande y tenía pasadizos. Más que un sótano, parecía un calabozo. El padre tenía pinta de ser buen tipo. Llevaba un traje multicolor, y un moño desatado que le colgaba alrededor del cuello. Creo que era "piñon fijo", pero cuando está fuera de personaje. Los niños eran completamente normales. Lo único que llamaba la atención, era su deseo constante de rezar. Le decían al papá que estaban listos para rezar, una y otra vez. Yo no sentía miedo, sino curiosidad.

Los nenes procedían a bajar las persianas (si, era un sótano pero había ventanas), y el padre preparaba la mesa con las sillas. Estábamos casi listos para invocar al "señor". Nos sentábamos alredor de la mesa, y el padre empezaba a decir unas plegarias en voz alta. Pasaron unos segundos... y tanto los nenes como el padre clavaron sus miradas sobre mí. Sus ojos se abrieron, y sus caras expresaban un miedo descomunal. Y ahí me di cuenta: algo había aparecido atrás mío, y estaba a punto de poseerme.

Una luz intensa bañaba el lugar donde estábamos sentados, y immediatamente sentía una fuerza extraordinaria invadir mi cuerpo. Perdía control de mis extremidades, pero todavía podía pensar claramente. Y por un momento, pude ver toda la situación desde afuera de mi cuerpo. Me veía a mi mismo, y veía que mi cuerpo se había transformado en una rana animada (como una especie de títere en stop-motion). Pero esa vista en tercera persona duraba extremadamente poco, y volvía a ver con mis propios ojos. Acto seguido, el padre se levantaba de la silla... y sacaba un revolver de atrás de su pantalón. Me apuntaba a dos centímetros de la cabeza, y me decía algo como:

"Ahora que estás a punto de morirte... te importa si te vuelo la cabeza?"

Y yo, muy sinceramente, le contestaba: "...no".

Apenas le contestaba, el padre se guardaba la pistola de nuevo, la luz intensa se apagaba, y yo recuperaba el control de mi cuerpo. Dios había desaparecido del sótano. El padre procedía a explicarme a mi y a sus hijos:

"Ven? En Gran Bretaña, la gente que se esta por suicidar, no entiende que en el momento de morirse, a uno le da lo mismo si se muere o no. Si supiesen eso, no se suicidarían..."

Los nenes entendían perfectamente lo que el padre les explicaba. Era una lección invaluable. Yo en el momento la entendía también...

...pero ahora no tengo idea que quiere decir.

FIN.

Música: "Mad World" - Gary Jules