Popurrí
Soñé con Tincho y Nico S. (mellizos). Estamos los tres en la cocina de mi casa. Nico tiene puesta una gorrita de los Yankees (el equipo de baseball). En su mano tiene una pelota de baseball, con la cual juega y juega. Tincho tiene un bate.
Nico se va al comedor (separado de la cocina por una mesada de mármol), y Tincho se queda del lado de la cocina, posicionándose para batear. Nico procede a tirar la pelota desde el comedor hacia la cocina. Tincho trata de batear. Las primeras dos bolas, Tincho no puede conectar. La tercera impacta contra su ojo derecho a una velocidad temible. El bate cae al suelo, y Tincho se agarra la cara con sus dos manos sin emitir sonido alguno.
Con Nico lo llevamos cuidadosamente a una silla. Se sienta y nos muestra su ojo sangriento. Asustado, lo primero que se me cruza por la cabeza es llamar al 911. Pero en mi casa hay teléfonos públicos. Miro las monedas que tengo: un par de 25 centavos, y dos de un dólar (que, extrañamente, son cuadrangulares). Me acerco hasta el teléfono público del living, pero me arrepiento justo antes de levantar el tubo.
---------------
Soledad C. y Marina N. me habían acompañado a un museo en Barcelona. Yo me adelantaba y las encontraba de nuevo en "el jardín" del museo. Caminábamos sin apuro por el pasto, hablando y hablando. A lo lejos, se veía el parque de diversiones del museo...
Nos acercábamos lentamente, y se podían divisar las diferentes atracciones. Lo que más llamaba la atención era una montaña rusa donde uno tenía que ir con los pies colgando. Pero el problema era que pasaba demasiado cerca del piso, por lo cual los que iban sentados tenían que levantar sus piernas cada vez que había una bajada.
Un pobre pibe no alcanzaba a levantar su pierna izquierda a tiempo... y se le rebanaba (primera vez que escribo esta palabra en pasado imperfecto) el pie. El pibe no se alarmaba mucho... pero la gente a su alrededor comenzaba a gritar desesperadamente. Se frenaba todo, la gente se bajaba, y este pibe salía caminando tranquilamente con un pie menos. Lo metían en una ambulancia y se lo llevaban.
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Seguía en Barcelona. Pero esta vez estaba solo en el Barrio Gótico. Me paraba frente a una catedral inmensa. Y a mis espaldas, reconocí la voz de Silvia (amiga española en NY). La escuchaba reclamarle una entrada a otra persona. Decía algo así como:
"... es que me han estafao. Tu me dijisteis que iba a costar 1500. Pero que fui a la entrada y me cobraron 2500!!!"
...no se a donde quería entrar.
--------------
Mi papá estaba probando una camarita nueva. Estaba en el jardín de una casa, sacándole fotos a un nene al lado de la pileta. Yo salía a ver que estaban haciendo.
De repente, apareció un insecto volador GIGANTE, del tamaño de un barrilete relativamente grande (?). Sus movimientos eran extremadamente lentos y delicados. Iba perdiendo altura hasta que sus alas de color violeta brillante cambiaron su forma radicalmente. Se transformaron en una especie de paracaídas, lo que hizo que el insecto aterrice perfectamente en el agua de la pileta.
Una vez posado sobre la superficie, sus alas cambiaron de forma una vez más. Esta vez, se transformaron a una especie de caparazón de tortuga, sumergiéndose asi bajo el agua.
Nos miramos con mi papá, asombrados por lo que acabábamos de ver...
...y no se si pudo sacar fotos del insecto. Si sacó, les mando...
FIN.
(Ah, y no se preocupen... no tengan miedo... está totalmente permitido dejar comentarios bajo la ley No. 5421 del código penal)
Nico se va al comedor (separado de la cocina por una mesada de mármol), y Tincho se queda del lado de la cocina, posicionándose para batear. Nico procede a tirar la pelota desde el comedor hacia la cocina. Tincho trata de batear. Las primeras dos bolas, Tincho no puede conectar. La tercera impacta contra su ojo derecho a una velocidad temible. El bate cae al suelo, y Tincho se agarra la cara con sus dos manos sin emitir sonido alguno.
Con Nico lo llevamos cuidadosamente a una silla. Se sienta y nos muestra su ojo sangriento. Asustado, lo primero que se me cruza por la cabeza es llamar al 911. Pero en mi casa hay teléfonos públicos. Miro las monedas que tengo: un par de 25 centavos, y dos de un dólar (que, extrañamente, son cuadrangulares). Me acerco hasta el teléfono público del living, pero me arrepiento justo antes de levantar el tubo.
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Soledad C. y Marina N. me habían acompañado a un museo en Barcelona. Yo me adelantaba y las encontraba de nuevo en "el jardín" del museo. Caminábamos sin apuro por el pasto, hablando y hablando. A lo lejos, se veía el parque de diversiones del museo...
Nos acercábamos lentamente, y se podían divisar las diferentes atracciones. Lo que más llamaba la atención era una montaña rusa donde uno tenía que ir con los pies colgando. Pero el problema era que pasaba demasiado cerca del piso, por lo cual los que iban sentados tenían que levantar sus piernas cada vez que había una bajada.
Un pobre pibe no alcanzaba a levantar su pierna izquierda a tiempo... y se le rebanaba (primera vez que escribo esta palabra en pasado imperfecto) el pie. El pibe no se alarmaba mucho... pero la gente a su alrededor comenzaba a gritar desesperadamente. Se frenaba todo, la gente se bajaba, y este pibe salía caminando tranquilamente con un pie menos. Lo metían en una ambulancia y se lo llevaban.
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Seguía en Barcelona. Pero esta vez estaba solo en el Barrio Gótico. Me paraba frente a una catedral inmensa. Y a mis espaldas, reconocí la voz de Silvia (amiga española en NY). La escuchaba reclamarle una entrada a otra persona. Decía algo así como:
"... es que me han estafao. Tu me dijisteis que iba a costar 1500. Pero que fui a la entrada y me cobraron 2500!!!"
...no se a donde quería entrar.
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Mi papá estaba probando una camarita nueva. Estaba en el jardín de una casa, sacándole fotos a un nene al lado de la pileta. Yo salía a ver que estaban haciendo.
De repente, apareció un insecto volador GIGANTE, del tamaño de un barrilete relativamente grande (?). Sus movimientos eran extremadamente lentos y delicados. Iba perdiendo altura hasta que sus alas de color violeta brillante cambiaron su forma radicalmente. Se transformaron en una especie de paracaídas, lo que hizo que el insecto aterrice perfectamente en el agua de la pileta.
Una vez posado sobre la superficie, sus alas cambiaron de forma una vez más. Esta vez, se transformaron a una especie de caparazón de tortuga, sumergiéndose asi bajo el agua.
Nos miramos con mi papá, asombrados por lo que acabábamos de ver...
...y no se si pudo sacar fotos del insecto. Si sacó, les mando...
FIN.
(Ah, y no se preocupen... no tengan miedo... está totalmente permitido dejar comentarios bajo la ley No. 5421 del código penal)
2 Comments:
Nosotros te bancamos Sebi. T + 3 lee tu conciente subconciente. Te gusto la frase, te gusto.
Debo confesar q hacia mucho q no leía tu blog…pero decidí entrar a ver como iban tus sueños y me encontré con la grata sorpresa de q soñaste conmigo!!! Gracias sebi! Aunque mi aparición fue ínfima y ni dialogo tenia, algo es algo.
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